jueves, 5 de noviembre de 2009
Sombras cerca de las estepas
B&l volvió a coger las maletas y se plantó bajo la estatua más grande del mundo, donde aún se sienten los golpes de la hoz y el martillo. Pese a la fecha ya entrada del año el sol se levantaba lo suficiente para entrever su sombra sobre el cemento de la explanada, alargada como la sombra de sus dos últimos años que le habían hecho surcar con avidez los cielos de Europa como nunca antes. Tal era el número de veces que había perdido la cuenta ya. Un día, la impresora enmudeció, ya no salieron más billetes, un último vuelo quedó pendiente. Alguien especial escribió una carta a B&l en un tren y a punto estuvo de salir corriendo hacia el aeropuerto, pero no lo hizo. En cambio tembloroso se dirigió a Internet y por primera vez miro hacia el sur, era el momento de abandonar el hogar ahora extraño y comenzar una nueva vida. B&l decidió buscar un nuevo equilibrio antes de lanzarse al sur y viro 90º grados, hasta los confines del mediterráneo. Conoció campos minados, el miedo de la guerra, la pobreza, la invasión, la impotencia, sintió el miedo de las explosiones inminentes y yendo más allá descubrió ciudades talladas en la roca y el brillo de las estrellas sobre las arenas del desierto. Ahora si, volvió a casa y de allí tomó rumbo al sur, un nuevo hogar le aguardaba. El CV gustó y comenzó a trabajar. B&l descubrió que su nuevo hogar le gustaba cada vez más, las calles y las caras tantas veces vistas en la tele empezaban a formar parte de un paisaje cada vez más familiar. Pero la sombra de sus dos últimos años en lugar de fundirse con el paso del tiempo se hacía más larga y por casualidad la vio sobre la explanada de aquella plaza, cerca de las estepas. Inmóvil, esperó a que el sol cruzara la linea del horizonte, en ese justo instante la sombra se fundió con el pavimento. Ella lo cogió de la mano, era la chica que bailaba sola la otra noche hasta que B&l la rescató. En un inglés con fuerte acento le dijo que lo había estado buscando. B&l se excusó y le explicó que estaba despidiéndose de una sombra que le perseguía en los momentos de soledad. Ella también tenía su propia sombra que le perseguía le contestó. Se levantaba desde el otro lado del oceano también desde hacía dos años y también la había visto fundirse en el pavimento justo en el mismo instante que el sol cruzaba la linea del horizonte. Tantas similitudes no podían ser fruto de la casualidad y juntos esa noche se perdieron entre los pasillos de uno de esos edificios imponentes de otros tiempos no tan lejanos, cuando pensar era peligroso, crear estaba prohibido y la vida se escapaba con el vaho de la respiración. Al día siguiente se despidieron. B&l con regocijó se dio cuenta que con el nuevo amanecer la sombra que le perseguía esta vez era mucho más pequeña, quizas la mayor parte se quedó en la explanada de la estatua.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario